LA MÁSCARA
El profesor se disfrazaba cada día para su mujer, como parte de un experimento científico que ya iba para tres años, y que pretendía estudiar la reacción de las personas ante diversos personajes: un ciudadano típico, un indigente, un buhonero, un loco… Un buen día sucedió algo rarísimo: el profesor no se disfrazó de nada. Tal vez un olvido, explicable a su edad; quizás una distracción, propia de los hombres de ciencia. Por eso no es de extrañar que su mujer no le reconociera, y que temblara inmóvil por el pánico, y tratando de adivinar quién era ese extraño que había irrumpido en su habitación, y qué le había hecho a su esposo, de quien solo quedó su traje de aviador sobre una silla.

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