30 dic 2011

CUENTOS PARA LEER EN EL METRO


EL PROCESO
En lo que parecía un acto de rebelión contra el sistema, el banquero acusado de robo admitió su culpabilidad. Pero cuando para respaldar su confesión el abogado que le defendía presentó las pruebas del fraude —por ejemplo, un estado de cuentas de su cliente en el que las cifras coincidían  con las cantidades estafadas a los ahorrantes y jamás con sus ingresos—, los jueces creyeron que había llegado muy lejos. Y en lo que parecía otra manifestación de su sabiduría, la misma con la que habían logrado transformar el refugio de delincuentes que antes era el país en el lugar decente que es ahora, los jueces lo declararon inocente y lo dejaron en libertad, para vergüenza suya y de su familia.

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