8 oct 2011

CUENTOS PARA LEER EN EL METRO


LA BROMA
Mientras los asaltantes huían con sus pertenencias, el hombre yacía desnudo y herido de muerte sobre la acera, riendo y agitando la mano hasta donde el poco aliento que le quedaba se lo permitía, pero sobre todo, seguro de que en cualquier momento los productores de la «cámara escondida» aparecerían para comunicarle que se trataba de una broma.


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